Estudios COVID-19
15 junio 2020 | Centro Cochrane Iberoamericano
Mensajes clave
- Los trabajadores de la salud implicados en el control de brotes de virus emergentes tienen mayor riesgo de presentar angustia psicológica y estrés agudo o postraumático.
- Basados en estudios de brotes previos, se identificaron factores individuales, de organización y sociales que propiciaban o reducían el riesgo de impacto psicológico.
- Los factores de riesgo de impacto psicológico pueden abordarse con estrategias preventivas o de mitigación aplicadas en brotes previos de virus emergentes.
Contexto
En las últimas décadas se han sucedido brotes epidémicos de enfermedades víricas emergentes: síndrome respiratorio agudo severo (SARS), síndrome respiratorio del Medio Oriente (MERS), subtipos H1N1 y H7N9 del virus de la influenza A, enfermedad por el virus del Ébola y, recientemente, COVID-19. Cada uno de estos brotes planteó problemas similares a los servicios de salud y al personal en términos de impacto psicológico debido al aumento de la carga de trabajo, la necesidad de equipos de protección personal y el miedo a una posible infección del personal y sus familias.
En esta revisión rápida de la literatura se examinan los efectos psicológicos en el personal sanitario implicado en el control de estos nuevos brotes virales, y se identifican las medidas que han mostrado ser útiles para controlar el estrés y el sufrimiento psicológico en este contexto.
Metodologia
Los autores siguieron guías metodológicas para el desarrollo de revisiones rápidas. Se realizó una búsqueda amplia de estudios de cohortes, caso-control, transversales, cualitativos, series de casos y reportes de casos individuales, que describieran las reacciones psicológicas del personal sanitario responsable de pacientes en un brote de cualquier virus emergente, en cualquier nivel o entorno asistencial.
Se valoró la calidad metodológica y la calidad de la evidencia de los estudios incluidos. Cuando fue posible, se realizaron metanálisis de la literatura y análisis de sensibilidad excluyendo los estudios de menor calidad y los pre-prints.
Información de interés
La revisión incluyó 59 artículos correspondientes a brotes de diversos virus emergentes: 37 eran de SARS, 8 de COVID-19, 7 de MERS, 3 de Ébola, 3 de H1N1, y 1 de H7N9. 47 estudios presentaban un diseño transversal, 8 presentaban diseños longitudinales, 3 eran documentos cualitativos y el último estudio era un informe narrativo. 45 estudios reportaron resultados circunscritos al brote viral, y los 14 restantes presentaron además resultados durante un período de seguimiento posterior al brote, de hasta tres años en un estudio.
Se pudo metanalizar los datos de 25 estudios que compararon los resultados psicológicos entre los trabajadores de la salud que estaban en contacto directo con los pacientes afectados y aquellos que tenían poco o ningún contacto. El metanálisis mostró que el personal en contacto con los pacientes tenía más riesgo de sufrir estrés agudo o postraumático (Odds ratio= 1.71; IC95: 1.28 a 2.29; I2=44%; seis estudios) y de angustia psicológica (Odds ratio=1.74; IC95: 1.50 a 2.03; I2=17%; diez estudios). Los resultados de los estudios que no se pudieron incluir en el metanálisis son consistentes con esta conclusión, al reportar una mayor morbilidad psicosocial y un mayor agotamiento (burnout), estrés agudo y estrés psicológico asociados al contacto. El mayor riesgo de estrés y angustia psicológica se observó tanto durante como después del brote, y persistió incluso hasta tres años después.
La revisión identificó un número de factores que incrementan o reducen el riesgo de impactos psicológicos negativos, que se clasificaron entre factores individuales, factores laborales y factores sociales. A partir de este listado de factores, los autores de la revisión propusieron un listado de acciones o estrategias dirigidas a mitigar el riesgo en futuros brotes epidémicos (Figura 1). Entre ellos destaca una comunicación clara, capacitación y educación en enfermedades infecciosas, adecuado acceso y suministro de equipos de protección, descanso adecuado y acceso a apoyo psicológico. Los autores sugieren que estas medidas deben complementarse con cambios en la práctica clínica como rediseñar procedimientos que presenten un alto riesgo de propagación de infecciones y reducir la densidad de pacientes en salas.
Conclusiones
El estudio de los brotes de virus emergentes anteriores al brote de COVID-19 permite identificar estrategias que podrían emplearse fácilmente para minimizar la angustia psicológica de los trabajadores de la salud. Sin embargo, es necesario realizar estudios adicionales que aporten evidencia de mayor calidad sobre la efectividad de estas intervenciones.
Los autores de la revisión derivan una lista de estrategias dirigidas a mitigar el impacto psicológico negativo de los trabajadores de salud, por medio de la modificación de factores de riesgo de impactos psicológicos, tanto a nivel individual como de organización. Cabe destacar que un número de los factores de riesgo individuales identificados no son modificables, como la presentación de condiciones de salud física comórbidas o el historial previo de trastornos de salud mental. Estos factores deberían considerarse en la detección de personas particularmente susceptibles a las que proponer estrategias específicas.
Referencias
[1] Kisely S, Warren N, McMahon L, Dalais C, Henry I, Siskind D. Occurrence, prevention, and management of the psychological effects of emerging virus outbreaks on healthcare workers: rapid review and meta-analysis.
[2] BMJ. 2020;369:m1642. Published 2020 May 5. doi: 10.1136/bmj.m1642