Cada año se publica un volumen abrumador de artículos médicos, lo que representa todo un reto para la actualización profesional de los médicos de familia. Para facilitar esta tarea, la revista Canadian Family Physician (CFP), la publicación oficial del Colegio de Médicos de Familia de Canadá, ha publicado recientemente la lista de los 10 artículos o guías de 2021 más relevantes para la asistencia sanitaria en atención primaria, seleccionados por el grupo PEER (Patients, Experience, Evidence, Research). Uno de estos artículos relevantes es el que presenta los resultados de un ensayo clínico realizado en España que demostraba que la prescripción diferida de antibióticos es segura y efectiva para tratar las infecciones respiratorias no complicadas en niños, que fue liderado por investigadores del Centro Cochrane Iberoamericano (CCIb) y publicado en Pediatrics.
Esta estrategia, comparada con la prescripción inmediata de antibióticos, disminuye notablemente el uso de estos fármacos y es igual de satisfactoria para los padres, según los resultados de este estudio. “La prescripción diferida de antibióticos es una estrategia válida para un uso más racional de los antibióticos. No solo evita sus efectos adversos, sino que ayuda a reducir el grave problema de las resistencias microbianas”, señalaba cuando se publicó el artículo Pablo Alonso, investigador del CCIb, CIBERESP y el Instituto de Investigaciones Biomédicas Sant Pau de Barcelona (IIB Sant Pau), y autor de correspondencia del artículo. “Además”, destacaba entonces, “ayuda a combatir la creencia errónea de que los antibióticos son necesarios en este tipo de infecciones y a educar a los padres sobre el problema de las resistencias”.
Aunque ya se sabía que la prescripción diferida de antibióticos para infecciones respiratorias funciona en adultos y había también algunos pocos datos en población infantil, hasta ahora faltaban evidencias en países de altos ingresos y altas tasas de uso de antibióticos, como los del sur de Europa. Este ensayo se ha realizado en 39 centros de salud españoles, con niños de 2-14 años que acudieron con sus padres al pediatra por infecciones respiratorias (faringitis, rinosinusitis, otitis media aguda o bronquitis aguda).
La condición para participar en el ensayo era que el pediatra tuviera dudas de si era necesario o no el tratamiento con antibióticos. En ese caso, se asignó al azar una de estas tres intervenciones: se recetó un antibiótico, no se recetó un antibiótico o se hizo una prescripción diferida. De este modo, se ha podido comprobar que no hay diferencias en cuanto a la duración y gravedad de los síntomas entre las tres estrategias.
“La razón por la que no se han observado diferencias entre las tres intervenciones es probablemente que los antibióticos influyen muy poco en la evolución de estas infecciones porque la mayoría son víricas y autolimitadas”, añade Gemma Mas-Dalmau, enfermera del Hospital Sant Pau de Barcelona y primera firmante del artículo. Los resultados del ensayo también muestran que las complicaciones y las visitas adicionales al pediatra o a urgencias de un hospital fueron escasas y similares en las tres intervenciones.