La tesis doctoral defendida por Iván Méndez-López el 19 de diciembre en la Universidad Pública de Navarra (UPNA), consistente en una revisión Cochrane, apoya los objetivos de presión arterial estándar para pacientes con enfermedad renal crónica y cuestiona los objetivos de reducción más intensivos recomendados en las guías actuales. La revisión, cuyo protocolo (Blood pressure targets for hypertension in people with chronic renal disease) se publicó en 2019, está actualmente en proceso de revisión editorial y ha sido realizada con el apoyo del equipo de investigadores del Centro Cochrane Asociado de Navarra, integrado por Juan Erviti, Luis Carlos Saiz y Leire Leache.
Esta revisión sistemática es importante porque, por primera vez, usa datos individuales de pacientes (extraídos de los ensayos incluidos en la revisión) para abordar un problema de salud frecuente con una importante carga de enfermedad asociada y que suscita una gran controversia sobre su manejo óptimo. Las guías de práctica clínica actuales realizan recomendaciones en gran medida basadas en consensos que, a su vez, se fundamentan en asunciones fisiopatológicas no verificadas (“cuanto más baja la presión arterial, mejor”) que esta revisión demuestra como falaces.
Asimismo, la revisión muestra que un manejo más intensivo guiado por unos objetivos de presión más bajos que los considerados como estándar no aporta ningún beneficio clínico relevante adicional para los pacientes, promueve un mayor consumo de fármacos y la seguridad de esta estrategia no ha sido bien documentada. Diversos estudios en curso harán necesaria la actualización de esta revisión, que por el momento apoyaría un cambio en las recomendaciones actuales establecidas por las guías internacionales.
El equipo de Cochrane Navarra que firma esta revisión forma parte del equipo editorial del antiguo grupo de revisión Cochrane de hipertensión (actualmente integrado en el grupo temático Cochrane Vascular) y son autores de otra revisión sistemática de tema similar (Objetivos de presión arterial en personas con enfermedad cardiovascular) y otras dos más en el área de la hipertensión. Cabe destacar también que esta revisión participó en una experiencia piloto de validación de la nueva herramienta de evaluación del riesgo de sesgo (ROB 2) de Cochrane.