Dos estudios muestran el impacto de las medidas de salud pública para evitar la propagación del virus SARS-CoV-2 en Wuhan y Hong Kong

Estudios COVID-19
7 mayo 2020 | Centro Cochrane Iberoamericano


Mensaje clave

  • Las medidas de contención (confinamiento, aislamiento de las personas infectadas, distanciamiento social, entre otras) han mostrado un impacto rápido y mantenido en el tiempo en el ritmo de reproducción del virus SARS-CoV-2 y en el número de contagios
  • La combinación de diferentes medidas tiene un gran impacto, sobre todo en situaciones en las que no se dispone de otras medidas como una vacuna
  • Las medidas de contención repercuten en cambios en los hábitos de la ciudadanía como el uso de mascarillas y evitar aglomeraciones
  • No se dispone de datos, sin embargo, sobre qué medidas son las que producen un mayor impacto o cuál es la mejor manera de retirarlas sin que se produzca un rebrote

Contexto

La alta transmisibilidad del SARS-CoV-2 y su rápida propagación han provocado que de manera global se hayan implantado diferentes estrategias de contención. Recientemente se han publicado dos estudios [1, 2] que aportan datos relevantes sobre el impacto de diferentes medidas de salud pública para evitar la propagación del virus SARS-CoV-2 en las regiones que fueron golpeadas más pronto por la epidemia

Evidencia clínica

Estudio en Hong Kong

Un estudio evaluó diferentes medidas implantadas para detener la epidemia de COVID1-19 en la ciudad de Hong Kong [1]. Por este motivo se estimó el número de reproducción a lo largo del tiempo (Rt), a partir de la incidencia de casos de COVID-19 confirmados por laboratorio y, para estimar una posible tendencia temporal, los datos de vigilancia de la gripe en adultos, así como hospitalizaciones por este motivo para la población pediátrica. También se valoró el impacto sobre el comportamiento de la ciudadanía a partir de encuestas telefónicas sobre sus actitudes, realizadas en diferentes momentos clave de la pandemia (coincidiendo con las primeras medidas, tras el cierre de fronteras y al cabo de ocho semanas tras implantar amplias medidas de detección).

El estudio mostró como las medidas de distanciamiento social tuvieron un claro impacto sobre la propagación del virus, ya que se observó una reducción significativa del número de reproducción, que fue mucho más rápida que en los estimadores disponibles de años anteriores en el caso de la gripe, en la que se implantaban medidas como, por ejemplo, el cierre de escuelas pero sin medidas de distanciamiento. Además el impacto de la medida se mantuvo en el tiempo, ya que el ritmo de reproducción se mantuvo en un Rt de 1 a lo largo de ocho semanas.

Como una aproximación indirecta al impacto de las medidas, el equipo de investigadores analizó temporalmente el ritmo de reproducción de la gripe que a principios de enero de 2020 se estimó en un Rt de 1.28 y se redujo hasta el 0.72 durante las semanas de confinamiento (reducción de un 44% (IC95% 34 a 53%) en la trasmisión comunitaria del virus). Esta tendencia también se observó en las hospitalizaciones pediátricas por este virus que se redujeron en un 33% (IC95% 24 a 43%) y un impacto sobre el ritmo de reproducción similar al de la transmisión comunitaria. Las encuestas mostraron que la proporción de personas que utilizaban mascarillas aumentó con el tiempo (del 61% inicial hasta el 98% en la última entrevista), así como la proporción de personas que evitaba aglomeraciones de gente (del 61% al 85%).

La experiencia en Hong Kong sugiere que la transmisión de la COVID-19 se puede contener con una combinación de medidas entre las que se cuentan la identificación y aislamiento de los casos positivos, el rastreo y confinamiento de sus contactos estrechos, con un papel importante del distanciamiento.

Estudio en Wuhan

Otro estudio, en una cohorte de 32.000 pacientes de la región de Wuhan con COVID-19 confirmada en laboratorio, evaluó las medidas implantadas en la región en los primeros meses de 2020 (cordones sanitarios, restricciones de tráfico, distanciamiento social, confinamientos, control sintomático universal), observando una reducción en el ritmo de reproducción del SARS-CoV-2 y de los casos confirmados de COVID-19 apreciable en todas las franjas de edad y en las diferentes regiones en los que se realizó el estudio [2].

El equipo de investigadores recogió los datos de un sistema de vigilancia epidemiológica local y comparó la tendencia en el número de casos de COVID-19 por día y millón de personas, además del ritmo de reproducción del SARS-CoV-2 como un indicador de transmisión secundaria, de acuerdo a cinco momentos temporales clave: antes de implantar medidas, los desplazamientos masivos con motivo del Año Nuevo chino, la implantación de las primeras medidas de cordón sanitario y restricciones de tráfico, la centralización de las cuarentenas, y el control sintomático universal.

Los datos mostraron un aumento de los datos confirmados, alcanzando un pico coincidiendo con la implantación de las primeras restricciones y disminuyendo de manera constante en las etapas posteriores. La tasa de casos diarios confirmados pasó de 2 por millón de habitante a inicios de enero a 45.9 durante la tercera semana del mes, alcanzando los 162 casos por millón de habitantes el primero de febrero. Tras esta fecha, una semana después de la implantación de las medidas de confinamiento y restricción de la movilidad, se pasó de los 77.9 casos a los 17.2 por millón de habitante a mediados de febrero. La propagación a las diferentes regiones fue gradual, desde los distritos urbanos a los suburbios y zonas rurales, y la distribución entre hombres (39.4%) y mujeres (43.7%) fue similar. Cabe destacar un patrón observado de acuerdo a la edad de las personas infectadas, ya que entre las personas mayores de 20 años los casos se estabilizaron tras el confinamiento, mientras que entre los más jóvenes continuaron aumentando (con 7.9 casos diarios confirmados por millón de habitante en las criaturas a un año, y entre 2.0 a 5.4 casos entre el resto de las edades y adolescentes.

La tasa de casos diarios confirmados fue muy superior entre los profesionales sanitarios (130 por millón de habitante) que entre el resto de ciudadanía (41.5 por millón de habitante) durante todo el periodo. Se contabilizó un pico entre los profesionales sanitarios de 617 casos diarios por millón de habitante, pero se contuvo notablemente posteriormente una vez se aseguró la provisión de equipos de protección individual.

El ritmo de reproducción mostró un patrón similar, con un aumento pronunciado durante el período del Año Nuevo (alcanzando un Rt de 3.8 a finales de enero), y un descenso pronunciado solamente una semana después de la implantación de las medidas de confinamiento y restricción de la movilidad (Rt 1.0) mantenida en el tiempo hasta inicios de marzo (Rt 0.3).

Los datos de este estudio permiten mostrar cómo la implantación de estas medidas de contención permiten controlar la propagación del virus en un momento en que no se dispone de otras medidas efectivas como una vacuna. Del mismo modo el aumento de casos observado en la etapa posterior a la implantación del confinamiento muestra la importancia de otras medidas como la de disponer de equipamiento adecuado (reflejado en los datos de los profesionales sanitarios) o de una estrategia de diagnóstico amplia, aunque este aspecto no pudo ser evaluado en el estudio.

Referencias

[1] Cowling BJ, Ali ST, Ng TWY, et al. Impact assessment of non-pharmaceutical interventions against coronavirus disease 2019 and influenza in Hong Kong: an observational study [published online ahead of print, 2020 Apr 17]. Lancet Public Health. 2020;S2468-2667(20)30090-6. doi:10.1016/S2468-2667(20)30090-6

[2] Pan A, Liu L, Wang C, et al. Association of Public Health Interventions With the Epidemiology of the COVID-19 Outbreak in Wuhan, China [published online ahead of print, 2020 Apr 10]. JAMA. 2020;e206130. doi:10.1001/jama.2020.6130