Estudios COVID-19
3 junio 2020 | Centro Cochrane Iberoamericano
Mensajes clave
- Ante la ausencia de un programa de vacunación, no se debería establecer como objetivo alcanzar la inmunidad de grupo, ya que las consecuencias sociales podrían ser devastadoras.
- Se deberían potenciar las medidas que protegen a los grupos más vulnerables con la esperanza de que la inmunidad colectiva se logre eventualmente como un subproducto de dichas medidas sin tener la inmunidad de rebaño como un objetivo principal en sí mismo.
Contexto
La pandemia por SARS-CoV-2 ha producido más de 3,5 millones de casos confirmados de COVID-19. En ausencia de una vacuna, la construcción de una inmunidad de grupo (inmunidad de rebaño) frente al SARS-CoV—2 a través de la infección natural es teóricamente posible. Sin embargo, según un artículo publicado en la revista Immunology [1], el camino para alcanzar ese objetivo no es sencillo ni ético, ya que las consecuencias sociales podrían ser devastadoras.
El artículo de Randolph y Barreriro [1] describe los conceptos básicos de la inmunidad de rebaño y analiza su implicación en el contexto actual de la pandemia por COVID-19.
Información de interés
La inmunidad de rebaño se refiere a la protección indirecta contra una infección otorgada a personas susceptibles cuando en una población existe una proporción suficientemente grande de personas inmunes a dicha infección. El punto en el que la proporción de personas susceptibles cae por debajo del umbral necesario para la transmisión se conoce como umbral de inmunidad de rebaño. Es en ese punto donde la inmunidad de rebaño comienza a tener efecto, y las personas susceptibles se benefician de una protección indirecta contra la infección.
El umbral de inmunidad de rebaño depende del número de reproducción básica (R0) y se define como 1 – 1/R0. Mientras más contagioso sea un patógeno, mayor será su R0 y mayor la proporción de la población que deberá ser inmune para poder bloquear la transmisión en forma sostenida. El umbral de inmunidad de rebaño puede variar entre diferentes poblaciones ya que el R0 dependerá de diversos factores, como la densidad y la estructura de una población.
En el caso del SARS-CoV-2, diversos estudios han estimado un R0 entre 2 y 6. Asumiendo un R0 estimado de 3, el umbral de inmunidad de grupo sería de 67%. Esto significa que la incidencia de la infección comenzaría a disminuir cuando la proporción de personas con inmunidad adquirida a SARS-CoV-2 excede a 0,67. Este modelo se basa en supuestos que son poco probables que se cumplan en la realidad, como una mezcla homogénea de la población y una inmunidad uniforme en personas recuperadas en todos los grupos demográficos. Sin embargo, este modelo básico brinda una idea aproximada de la cantidad de personas que tendrían que infectarse para lograr la inmunidad de grupo en ausencia de una vacuna en base a un umbral aproximado de inmunidad de rebaño y la población de un país.
La medida más relevante para evaluar las consecuencias sociales de alcanzar la inmunidad de grupo es la tasa global de letalidad por infección (TLI) de SARS-CoV-2 (la proporción de muertes por SARS-CoV-2 entre las personas infectadas). Al combinar la TLI con una estimación del número de personas que se necesitan para alcanzar la inmunidad de grupo, se puede calcular el número de muertes esperado como consecuencia de alcanzar este umbral. Hay incertidumbre sobre la TLI de COVID-19 dada la falta de detección de todos los casos (especialmente los asintomáticos y leves). Los autores asumieron una TLI de 0,6%, y junto a un umbral de inmunidad de grupo de 67% (R0 = 3) estimaron que el número absoluto de muertes esperadas a nivel mundial excedería los 30 millones de personas. Como grandes limitaciones, este modelo no tiene en cuenta los diferentes factores que hacen que una TLI sea heterogénea y asume que la TLI no varía entre países.
En el contexto de buscar la inmunidad colectiva contra el SARS-CoV-2, no se puede dejar de lado los recursos en salud, ya que este abordaje se basa en permitir que una gran parte de la población se infecte. Sin control, la propagación del SARS-CoV-2 colapsaría rápidamente los sistemas de salud que conduciría no solo a una mortalidad elevada por COVID-19, sino también a una mayor mortalidad por todas las causas. Por otro lado, para poder establecer una inmunidad de grupo frente al SARS-CoV-2 se depende del supuesto que la infección genera una inmunidad protectora. Se necesitan estudios serológicos longitudinales para evaluar la potencial duración de inmunidad a SARS-CoV-2.
Existen dos posibles enfoques para alcanzar una inmunidad de grupo contra el SARS-CoV-2: 1) una campaña de vacunación masiva, que requiere el desarrollo de una vacuna efectiva y segura, o 2) la inmunización natural con el virus a lo largo del tiempo. Las consecuencias de este último enfoque son graves: una gran parte de la población necesitaría infectarse con el virus y fallecerían millones de personas. Por lo tanto, en ausencia de un programa de vacunación, no se debería establecer como objetivo final la inmunidad de grupo. En cambio, se deberían potenciar las medidas que protegen a los grupos más vulnerables con la esperanza de que la inmunidad colectiva se logre eventualmente como un subproducto de dichas medidas sin tener la inmunidad de rebaño como un objetivo principal en sí mismo.
Referencias
[1] Randolph HE, Barreiro LB. Herd Immunity: Understanding COVID-19. Immunity. 2020;52(5):737‐741. doi:10.1016/j.immuni.2020.04.012