La Estrategia para 2020 ha comportado que Cochrane como organización entre en una nueva fase de su evolución; ofrece un nuevo marco estratégico en el que trabajar para priorizar los objetivos contenidos en aquella Estrategia.
Esto significa que debemos revisar las funciones fundamentales de los centros y entidades asociadas para hacerlos más relevantes a nuestras futuras necesidades y demandas externas. También es probable que se requieran cambios estructurales para asegurar que se puede aplicar la Estrategia 2020. Aunque esta sitúa como aspecto remarcable la producción de pruebas de calidad y relevantes, también hace énfasis en la necesidad de que esta producción sea accesible y de mostrar un compromiso activo con la defensa de la práctica basada en la evidencia.
Las áreas de creciente actividad en la Estrategia para 2020 son la difusión y promoción de la evidencia Cochrane entre los distintos grupos de usuarios de los diferentes países y regiones; la conversión de la evidencia Cochrane (incluida la traducción a idiomas locales) en productos y servicios más accesibles y valiosos para las personas; e iniciativas de defensa de las políticas de Cochrane y de la medicina informada por la evidencia. Su cumplimiento requiere que cambiemos la mentalidad respecto a los roles, las funciones y las estructuras de los centros Cochrane y entidades asociadas.
En junio se presentó el documento de revisión de la estructura y función de Centros y Redes Regionales que se aprobará en el Colloquium de Seúl de 2016 (en inglés). En Cochrane Iberoamérica hemos traducido los apartados de mayor relevancia para Centros Colaboradores y Grupos Asociados y puede consultarlo aquí.
Este documento se debatirá en el Colloquium de Seúl, tanto en las reuniones pertinentes de ámbito más general como en la Reunión de la Red Cochrane Iberoamericana.