Estudios COVID-19
22 abril 2020 | Centro Cochrane Iberoamericano
Mensajes clave
- La dinámica de transmisión durante y tras la pandemia del SARS-CoV-2 dependerá de factores como la duración de la inmunidad.
- Si la inmunidad al SARS-CoV-2 disminuye de la misma manera que en coronavirus similares, es probable que ocurran brotes recurrentes durante el invierno en los próximos años.
- Si la inmunidad al SARS-CoV-2 es permanente, el virus podría desaparecer durante cinco años o más después de causar un brote importante
- La intensidad y la cronología de los brotes tras la etapa de pandemia dependerán del grado y duración de la inmunidad grupal adquirida durante el brote pandémico, así como de las medidas de control implementadas, como el distanciamiento social.
- También dependerá de la época del año en que se establezca la infección generalizada por SARS-CoV-2, la magnitud de la variación estacional en la transmisibilidad y el nivel de inmunidad cruzada que existe entre el SARS-CoV-2 y otros coronavirus.
- El distanciamiento social intermitente durante los brotes que se produzcan tras la etapa de pandemia puede mantener la demanda de cuidados intensivos dentro de márgenes aceptables; y podría, por tanto, ser necesario hasta el 2022, a menos que la capacidad de atención a pacientes críticos se incremente sustancialmente o se disponga de un tratamiento o vacuna.
- Las evaluaciones serológicas poblacionales pueden contribuir a comprender el alcance y la duración de la inmunidad al SARS-CoV-2, y así determinar mejor la potencial dinámica del virus tras la etapa de pandemia.
Contexto
Un grupo de investigadores de la Harvard T.H. Chan School of Public Health ha publicado un trabajo de modelización matemática que explora cuál puede ser la dinámica de transmisión del coronavirus SARS-CoV-2 y el impacto de las medidas de distanciamiento social requeridas para su control. [1]
El estudio tiene por objetivo proyectar escenarios potenciales para la dinámica de transmisión del SARS-CoV-2 en los períodos durante y tras la pandemia. Adicionalmente, el trabajo evalúa la duración e intensidad de las medidas de distanciamiento social que podrían ser necesarias para mantener el control sobre el SARS-CoV-2, teniendo en cuenta la capacidad de unidades de cuidados intensivos existentes en EE UU.
Metodología
Los autores plantean un escenario en el que el SARS-CoV-2 tiene un comportamiento de circulación similar al de otros coronavirus (HCoV-OC43 y HCoV-HKU1), en base a algunas similitudes observadas entre ellos: la infección puede manifestarse de manera asintomática, tienen alta infectividad inicial, cursan en enfermedad leve a moderada del tracto respiratorio en la mayoría de ocasiones, presentan una mortalidad menor a otros coronavirus y se distribuyen principalmente en regiones geográficas templadas. A partir de estas similitudes, el SARS-CoV-2 podría presentar otros rasgos propios de estos virus como son: estacionalidad con picos de infección invernales, inmunidad transitoria que desaparece antes del año, e inmunidad cruzada entre ellos (es decir, que pasar uno de estos virus inmuniza parcialmente a los otros).
Estudio de la dinámica de transmisión
Los autores modelan los mecanismos de transmisión de los coronavirus mediante un modelo matemático compartimentado determinista SEIRS (persona Susceptible, Expuesta, Recuperada, Susceptible). Esta modelización permite a los autores plantear los siguientes escenarios e hipótesis para la dinámica de transmisión del SARS-CoV-2:
- el SARS-CoV-2 puede proliferar en cualquier época del año: en todos los escenarios modelados, el SARS-CoV-2 sería capaz de producir un brote sustancial independientemente de la época del año en que se estableciera en un país
- si la inmunidad al SARS-CoV-2 no es permanente, es probable que entre en circulación regularmente: una inmunidad con una duración corta (del orden de 40 semanas, similar a la de los otros coronavirus mencionados) favorecería el establecimiento de brotes anuales de SARS-CoV-2, mientras que una inmunidad más duradera (dos años) favorecería los brotes bienales
- una alta variación estacional en la transmisión causaría una menor incidencia máxima durante la etapa pandémica inicial, pero comportaría brotes recurrentes más importantes en invierno: una alta variación estacional conllevaría menor transmisión durante el verano y una mayor infectividad durante el invierno. Una reducción estival en la transmisión reduciría la incidencia máxima no mitigada de la infección inicial, pero resultaría en un mayor volumen de individuos no inmunes, susceptibles de ser infectados en los períodos invernales de mayor infectividad, lo que llevaría a un brote posterior con un pico más alto
- si la inmunidad al SARS-CoV-2 es permanente, el virus podría desaparecer durante cinco años o más después de causar un brote importante: la inmunidad a largo plazo conllevaría la eliminación efectiva del SARS-CoV-2 y a una menor incidencia global de infección
- niveles bajos de inmunidad cruzada de SARS-CoV-2 con otros coronavirus podrían hacer desaparecer aparentemente el SARS-CoV-2, regresando tras unos años: incluso si la inmunidad contra el SARS-CoV-2 solo durara dos años, niveles bajos de inmunidad cruzada (30%) de HCoV-OC43 y HCoV-HKU1 podrían eliminar efectivamente la transmisión del SARS-CoV-2 durante tres años, y retrasar su regreso hasta el 2024
Estudio de la intensidad y duración necesarias de las medidas de distanciamiento social
Los autores adaptaron el modelo SEIRS de transmisión para incorporar los estados de infecciones asintomáticas, leves y moderadas, las infecciones que requieren hospitalización, y las infecciones críticas. Bajo este modelo, la implementación de una única medida de distanciamiento social reduciría la magnitud del pico epidémico. Sin embargo, se produciría una resurgencia de la infección en cuanto se abandonará la medida, y ésta sería más importante cuanto más eficaz hubiera sido el distanciamiento social, porque se habría conseguido menos inmunidad poblacional.
Se requerirían nuevos períodos de distanciamiento para prevenir el colapso de las unidades de cuidados intensivos en estos nuevos brotes de la epidemia. En dichas circunstancias, se podría plantear el distanciamiento social intermitente, que se activaría solo cuando la prevalencia de infección superara determinado umbral relacionado con los recursos disponibles. La duración entre periodos de distanciamiento social se incrementaría a medida que se acumulara inmunidad poblacional. Sin embargo, los autores estiman que, con los recursos de cuidados intensivos de EE UU, la duración de la epidemia llegaría a 2022.
Si se incrementa la capacidad de cuidados intensivos o si apareciera un tratamiento o una vacuna que redujeran la proporción de infecciones que requirieran hospitalización, se reduciría la duración total de la epidemia y la duración total de las medidas de distanciamiento social requeridas.
Referencias
[1] Kissler SM, Tedijanto C, Goldstein E, Grad YH, Lipsitch M. Projecting the transmission dynamics of SARS-CoV-2 through the postpandemic period. Science. 2020 Apr 14. pii: eabb5793. doi: 10.1126/science.abb5793 [Epub ahead of print]