La formación de los profesionales sanitarios para responder a la violencia en la pareja contra la mujer ¿mejora la atención de las afectadas?

Las mujeres que han sufrido violencia ejercida por su pareja o expareja suelen confiar más en los profesionales sanitarios tras revelar un caso de violencia. Una nueva revisión Cochrane ha evaluado si la formación de estos profesionales mejora la atención de las mujeres que han sufrido este tipo de violencia, que está asociada con una amplia variedad de problemas de salud física y mental a corto y largo plazo. Y una de los resultados principales es que, en comparación con ninguna formación, el placebo o la lista de espera, la formación en violencia de género en la pareja podría tener efectos positivos en las actitudes de los profesionales sanitarios hacia las supervivientes

Mensajes clave

  • La formación podría mejorar sus conocimientos y su preparación para responder a las supervivientes de esta violencia de género, pero la evidencia es muy incierta.
  • Existe evidencia limitada de que algunos tipos de formación en materia de violencia en la pareja pueden conducir a mejoras en la identificación, la planificación de medidas de seguridad y la documentación de la violencia, pero los hallazgos no son consistentes, y la mayoría de los estudios comunican un impacto escaso o nulo de la formación sobre estos desenlaces.
  • En general, la certeza de la evidencia sobre la efectividad de la formación de los profesionales sanitarios sobre cómo responder a la violencia en la pareja es baja a muy baja.

Pregunta de la revisión

¿La formación de los profesionales sanitarios en violencia contra las mujeres infligida por la pareja mejora:

  • sus actitudes o creencias, o ambas, hacia esta violencia de género,
  • su disposición para responder a las afectadas,
  • su conocimiento acerca de la violencia en la pareja,
  • la derivación de las mujeres víctimas a servicios especializados,
  • a respuesta real a las mujeres sometidas a este tipo de violencia (como la validación o la planificación de medidas de seguridad),
  • la identificación y la documentación de esta violencia de género, y
  • la salud mental de las supervivientes?

Antecedentes

La violencia ejercida por la pareja o expareja está asociada con una amplia variedad de problemas de salud física y mental a corto y largo plazo. Entre ellos se encuentran las lesiones y la muerte, la depresión, la ansiedad, el trastorno de estrés postraumático, los embarazos no planificados/no deseados y los problemas ginecológicos, por nombrar algunos. Los problemas de salud pueden durar más allá de la duración de la violencia y las mujeres que han sufrido violencia tienen más probabilidades de buscar atención sanitaria en comparación con las mujeres que nunca han sufrido violencia.

Las mujeres suelen confiar más en los profesionales sanitarios tras revelar un caso de violencia. Para algunas mujeres, el ámbito sanitario puede ser uno de los pocos lugares a los que se les permite acudir solas. Por lo tanto, los profesionales sanitarios (como enfermeras, médicos, matronas, etc.) están en una situación ideal para identificar y proporcionar apoyo a las mujeres afectadas por esta violencia de género. Muchos centros sanitarios proporcionan guías de práctica clínica o formación, o ambas cosas, sobre cómo identificar y responder a la violencia en la pareja. Se quería determinar qué efecto tuvo la formación sobre las actitudes, los conocimientos y la respuesta relacionados con la violencia de género de los profesionales sanitarios, incluido sobre la atención prestada a las mujeres afectadas, y si mejoró los desenlaces de salud de estas, también su salud mental, o supuso una diferencia en su exposición a la violencia en la pareja.

Características de los estudios

Se encontraron 19 ensayos que compararon la formación en esta violencia en la pareja con ninguna formación, la formación habitual u otras formaciones que se incluyeron en esta revisión, con 1662 participantes que eran médicos, enfermeras, parteras, dentistas, trabajadores sociales y psicólogos/consejeros en activo o estudiantes. Las tres cuartas partes de los estudios se realizaron en Estados Unidos y hubo estudios individuales en Australia, Irán, México, Turquía y los Países Bajos. La mayoría de los estudios recibieron alguna ayuda económica académica o gubernamental para completar la investigación.

Los estudios variaron mucho en cuanto al tipo de formación en violencia en la pareja, tanto en su contenido como en el método de administración. Los estudios difirieron en la forma de medir los desenlaces de la formación y en los puntos temporales de seguimiento. La mayor parte de la formación en violencia en la pareja incluía los tipos y definiciones de esta violencia, la prevalencia y los factores de riesgo, y trataba de cuestionar la información errónea y los mitos más frecuentes. Los escenarios clínicos se utilizaron con frecuencia como herramientas de aprendizaje, describiendo los cuadros clínicos típicos de las pacientes, y la formación de habilidades implicó aprender cómo preguntar a las mujeres sobre esta violencia, cómo responder validando sus experiencias, documentar con precisión, comentar las medidas de seguridad y derivar a las mujeres a los servicios de apoyo.

Resultados clave con una evaluación de la certeza de la evidencia

En comparación con ninguna formación, el placebo o la lista de espera, la formación en violencia de género en la pareja podría tener efectos positivos en las actitudes de los profesionales sanitarios hacia las supervivientes. La formación podría mejorar sus conocimientos y su preparación para responder a las supervivientes de esta violencia de género, pero la evidencia es muy incierta. Existe evidencia limitada de que algunos tipos de formación en materia de violencia en la pareja pueden conducir a mejoras en la identificación, la planificación de medidas de seguridad y la documentación de la violencia, pero los hallazgos no son consistentes, y la mayoría de los estudios comunican un impacto escaso o nulo de la formación sobre estos desenlaces. La formación podría dar lugar a una diferencia mínima o nula en las prácticas de derivación. Ningún estudio con ausencia de formación, placebo o lista de espera en el grupo de comparación, evaluó los desenlaces de salud mental de las supervivientes de la violencia en la pareja. En ninguno de estos estudios se informó acerca de los efectos adversos de la formación en este tipo de violencia.

Los estudios que compararon la formación de los profesionales sanitarios con la formación habitual o con un subcomponente de la formación no encontraron diferencias en las actitudes de los profesionales de la salud, las medidas de seguridad y la derivación a los servicios ni en los efectos sobre la salud mental de las mujeres. La evidencia sobre la preparación de los profesionales para responder, su respuesta real y los cambios en el conocimiento acerca de la violencia en la pareja no fue consistente.

En general, la certeza de la evidencia sobre la efectividad de la formación de los profesionales sanitarios sobre cómo responder a la violencia en la pareja es baja a muy baja. Los estudios de investigación futuros deberían incluir ensayos de mayor calidad, con una mayor claridad sobre los métodos que miden objetivamente los desenlaces (reales mejor que percibidos), con énfasis en el cambio conductual de los profesionales sanitarios, y en el bienestar de las mujeres supervivientes de este tipo de violencia en la pareja.

Actualización de la revisión: La evidencia está actualizada hasta junio de 2020.

Revisión completaFormación de los profesionales sanitarios para responder a la violencia en la pareja contra la mujer

10.06.2021