Para entender los efectos de un tratamiento hacen falta más que palabras

Explicar los efectos de un tratamiento en lenguaje sencillo es importante para poder tomar decisiones bien informadas. Las palabras sencillas y rigurosas aportan claridad, pero pueden ser insuficientes para comunicar con precisión cuales son los beneficios y los perjuicios de un tratamiento.

Las palabras son más fáciles de entender, pero solo los números nos muestran el tamaño del efecto. Si decimos, por ejemplo, que el efecto de un tratamiento es “pequeño”, distintas personas pueden entender cosas diferentes. Pero si decimos que con el tratamiento mejoran 5 de cada 100 personas al cabo de una semana la magnitud del efecto se entiende mejor.

Las descripciones verbales de los efectos de un tratamiento deberían reflejar lo más fielmente los resultados de la investigación. Pero, para evitar malentendidos y superar las limitaciones de las palabras, a menudo necesitan el complemento de los números


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Idea clave

Los efectos de un tratamiento pueden no entenderse solo con palabras y hacen falta números

Esto es así porque...

  • Las palabras pueden significar cosas diferentes para distintas personas. Cada persona puede interpretar una descripción verbal de manera diferente dependiendo no solo de su conocimiento del tema, sino también de sus circunstancias, experiencias previas y creencias. 
     
  • Las descripciones verbales pueden resultar manipuladoras si se presentan de manera sesgada o engañosa con el fin de influir en las percepciones o decisiones de las personas. Esto puede ocurrir cuando se omite información importante, se exageran los beneficios o se minimizan los daños asociados al tratamiento. 
     
  • Los efectos perjudiciales que se comunican sólo como una descripción verbal podrían generar una percepción más negativa que cuando se comunican además con información numérica sobre el tamaño de cada efecto.
     
     

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  Señal de alerta

Señales de alerta

Las siguientes expresiones son señales de alerta para activar tu pensamiento crítico:

  • “...efectos asombrosos…” 
     
  • “.. .resultados espectaculares…” 
    No es habitual que los efectos de un tratamiento sean muy grandes.
     
  • “...reduce/aumenta muchísimo el riesgo…”
    Cuando se dice que un riesgo aumenta o disminuye mucho, inevitablemente hay que preguntarse cuánto. Y, para responder esta pregunta, hacen falta números que dimensiones con rigr y claridad el tamaño del efecto beneficioso o perjudicial. 

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Análisis de ejemplos

Efectos adversos en los prospectos de los medicamentos

Todos los medicamentos incluyen en el envase un prospecto con información sobre la probabilidad de que ocurran efectos perjudiciales (adversos) asociados al uso del medicamento. Junto a la descripción verbal de la frecuencia de efectos adversos, como “común”, "raro" o “muy raro”, actualmente se suelen incluir números que informan de su frecuencia (1 cada 1000, 1 cada 10 000, etc.). Esto es así porque algunos estudios han encontrado que las personas que leían los prospectos tendían a considerar los efectos adversos más peligrosos de lo que son (sobreestimación del riesgo) cuando se usaban sólo descripciones verbales y que, por ello, eran menos propensos a tomar la medicación. 
 

Carcinogenicidad de la carne

La carne procesada (salchichas, embutidos, etc.) está incluida en el grupo de productos "cancerígenos" (grupo 1) la Agencia Internacional para la Investigación del Cancer (IARC) de la OMS, junto con el tabaco, el alcohol, la contaminación y otras sustancias, mientras que la carne roja está en el grupo de "probablemente cancerígenos" (grupo 2A). Esta clasificación puede ser engañosa pues solo tiene en cuenta la capacidad de producir cáncer, pero no el tamaño de este efecto. Para entender bien que la carne no es, ni muchísimo menos, tan cancerígena como el tabaco o el alcohol, hace falta números que muestren con claridad la diferencia de riesgos (el tabaco es aproximadamente 20 veces más cancerígeno que la carne y el alcohol 12 veces más).

Además, para entender bien estos riesgos hay que conocer su grado de certeza, que en el caso del tabaco es alto (ver el vídeo de simpleGRADE Factores que modifican la certeza) y en el de la carne moderado o bajo (ver la evaluación de Nutrimedia ¿Es ralmente cancerígena la carne?)


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Fundamento científico

Comprender bien las descripciones verbales de los efectos de los tratamientos depende, en primer lugar, del buen uso de un lenguaje sencillo, asequible a los no expertos. Sin embargo, las palabras no son suficientes para informar con precisión del tamaño de los efectos.

Los resultados de la investigación (evidencia científica) expresan los efectos de un tratamiento con medidas estadísticas como diferencias, porcentajes, tasas, etc. Esto permite comunicar la magnitud de los efectos de manera objetiva, pero esta información numérica puede ser muy técnica y difícil de comprender. 

El concepto de riesgo (la probabilidad de que ocurra un beneficio o un daño asociado a un tratamiento) es especialmente difícil de asimilar por parte del público, y depende de las habilidades numéricas de cada persona. Diversos estudios han mostrado, además, que para mejorar la comprensión del tamaño de un riesgo es recomendable añadir a la información verbal en lenguaje sencillo la presentación combinada numérica y visual de la magnitud de este riesgo.

Las llamadas matrices de iconos son una forma prometedora de comunicar los riesgos de los tratamientos a una amplia gama de usuarios. 


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Implicaciones

  • Desconfía si se usan palabras grandilocuentes para describir los efectos de un tratamiento
     
  • Interésate por los números que hay detrás de las descripciones verbales sobre los efectos
     
  • Recuerda que las palabras pueden ser más fáciles de entender que los números, pero pueden tener significados distintos para cada persona
     

Para saber más

  • Los tratamientos, a prueba. Mejor investigación para mejorar la salud (2021). Edición en español (en PDF) del clásico de la medicina basada en la evidencia y el pensamiento crítico sobre tratamientos. Asociación Colaboración Cochrane Iberoamericana. 
     
  • Santesso N, Rader T, Nilsen ES, Glenton C, Rosenbaum S, Ciapponi A, et al. A summary to communicate evidence from systematic reviews to the public improved understanding and accessibility of information: a randomized controlled trial. J Clin Epidemiol. 2015;68(2):182-90. https://doi.org/10.1016/j.jclinepi.2014.04.009
     
  • Knapp P, Raynor DK, Berry DC. Comparison of two methods of presenting risk information to patients about the side effects of medicines. Qual Saf Health Care. 2004 Jun;13(3):176-80. https://doi.org/10.1136/qhc.13.3.176
     
  • Lyndal J Trevena, Alexandra Barratt, Phyllis Butow, Patrina Caldwell. (2006). A systematic review on communicating with patients about evidence. J Eval Clin Pract, 12(1):13-23. https://doi.org/10.1111/j.1365-2753.2005.00596.x
     
  • Galesic, M., Garcia-Retamero, R., & Gigerenzer, G. (2009). Using icon arrays to communicate medical risks: overcoming low numeracy. Health psychology, 28(2), 210. https://doi.org/10.1037/a0014474