Las opiniones de los expertos no son siempre fiables

Cuando tenemos que tomar decisiones sobre nuestra salud, es habitual que busquemos información y veamos qué opinan los expertos. Sin embargo, no todos los que se dicen expertos lo son realmente y, en cualquier caso, nunca es saludable aceptar sus opiniones como una verdad definitiva, porque pueden estar equivocadas.

Así pues, es importante tener en cuenta algunos aspectos relevantes antes de confiar en las opiniones o recomendaciones de los expertos.

 


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Idea clave

Las opiniones de los expertos no son una base fiable para conocer los efectos de un tratamiento

Esto es así porque...

Las opiniones de los expertos pueden no estar alineadas con la evidencia. Y esto puede ocurrir cuando...

  • Están basadas en experiencias o preferencias personales y no en la mejor  evidencia (pruebas científicas) disponible.
     
  • Se apoyan en los resultados de un solo estudio científico y no en los resultados de revisiones sistemáticas [+] para fundamentar su opinión. [ ➡️  Clave 1: Un solo estudio no basta para conocer los efectos de un tratamiento ] 
     
  • Están influenciadas o sesgadas [+] por intereses profesionales, ideológicos o económicos.
     

Ficha resumen (PDF) Card in English (PDF)
 

  Señal de alerta

Señales de alerta

Las siguientes expresiones son señales de alerta para activar tu pensamiento crítico:

  • “Los expertos recomiendan…”  
    Es arriesgado confiar en las recomendaciones o afirmaciones de expertos o asociaciones profesionales basándonos solamente en quién lo dice, su experiencia o su fama. Es posible que dichas recomendaciones estén influenciadas por los intereses o preferencias de quienes las afirman o que no sean completamente ciertas o ajustadas a la evidencia.
     
  • “...lo dice un científico…”
    En la prensa e internet hay muchas afirmaciones sobre tratamientos respaldadas por la autoridad de un científico. Pero lo relevante no es lo que opina un científico concreto, sino lo que dice la ciencia, es decir, el conocimiento científico actual. Si la opinión de un científico no está alineada con la mejor evidencia disponible, no es fiable.
     
  • “Un médico afirma en redes...”
    En las redes sociales podemos encontrar muchos mensajes que pueden influir en nuestras decisiones de salud, pero debemos ser cautelosos a la hora de confiar en dichos mensajes, incluso si vienen de profesionales de la salud si se basan solo en su experiencia y no en investigaciones fiables, como las revisiones sistemáticas.  

    Lo ideal sería que estos "expertos" mencionen sus fuentes explícitamente o aporten enlaces, para que podamos valorar y analizar críticamente sus fuentes. Si esta información no aparece, sería un motivo para ser escépticos sobre la veracidad de la afirmación.

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Análisis de ejemplos

La carne es cancerígena

No es infrecuente que expertos en un mismo tema no estén de acuerdo en cuál es la evidencia sobre los efectos de una intervención de salud y, sobre todo, sobre las recomendaciones que pueden hacerse. Esto puede deberse a múltiples factores, desde el nivel de experiencia de estos expertos hasta la calidad de los estudios en que basan sus afirmaciones. Hay muchos ejemplos de discordancia entre las evidencias científicas y las recomendaciones de los expertos. Sin ir más lejos, las evidencias disponibles sobre el efecto cancerígeno del consumo elevado de carne no son suficientemente contundentes como para recomendar no comer carne.

El escorbuto se trata con vinagre, ácido sulfúrico...

Hasta bien entrado el siglo XVIII, los expertos de la época recomendaban tratar el escorbuto con diversos remedios, entre ellos vinagre y ácido sulfúrico. Ahora sabemos que estaban equivocados y que esta enfermedad, que mató a miles de marineros, se debe a la carencia de vitamina C (ácido ascórbico) en la alimentación. Fue un cirujano, James Lind, quien en 1747 resolvió esta falta de claridad en el tratamiento del escorbuto, realizando el que pasa por ser el primer ensayo clínico y concluyendo que el escorbuto mejoraba con el consumo de limón y naranjas.

Este ejemplo histórico ilustra cómo han ido cambiando las opiniones de los expertos y, además, que solo con investigaciones rigurosas se pueden fundamentar las afirmaciones sobre los efectos de los tratamientos.


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Fundamento científico

Las opiniones de los expertos sobre los efectos de un tratamiento no siempre se ajustan a la evidencia (pruebas científicas). Los expertos pueden estar equivocados porque no están actualizados o porque su juicio esté condicionado por intereses diversos. Por ello, las opiniones se sitúan en lo más bajo de la pirámide de la evidencia, en la que los resultados de los mejores ensayos clínicos aleatorizados [+] ocupan la cúspide.

Las opiniones de los expertos sobre los efectos de un tratamiento no siempre se ajustan a la evidencia (pruebas científicas). Los expertos pueden estar equivocados porque no están actualizados o porque su juicio esté condicionado por intereses diversos. Por ello, sus opiniones se sitúan en lo más bajo de la pirámide de la evidencia, en la que los resultados de los Los conflictos de intereses juegan un papel importante en la confianza que podamos depositar en las opiniones de expertos. Por ejemplo, los vínculos financieros con la industria (farmacéutica principalmente) pueden restar objetividad a sus afirmaciones. Pero aun cuando pueda haber recomendaciones de expertos sin conflictos de intereses, nada puede sustituir una afirmación basada en la evidencia, sobre todo si está basada en una revisión sistemática de la literatura. 

Cuando expertos o autoridades avalan un tratamiento o alguna medida de salud y la recomiendan, deberían justificar esta recomendación con estudios relevantes o, preferiblemente, con revisiones sistemáticas de calidad. Además, deberían explicar cuánta confianza se puede tener en los resultados de estos estudios, es decir, su grado de certeza.

Conocer la calidad de los estudios y la certeza de sus resultados pueden ayudarnos a decidir si confiar o no en estas afirmaciones. Puede ocurrir que algunas afirmaciones de expertos se basen en estudios científicos, pero este fundamento puede no ser del todo adecuado si se trata de un solo estudio o si los estudios tienen limitaciones importantes. Esto ocurre cuando el estudio está mal diseñado o cuando se ha realizado con una muestra pequeña [ ➡️ Clave 4: Los estudios pequeños pueden ser confusos ].

Cuanto mayor sea el acuerdo entre los expertos sobre una recomendación de salud, mayor confianza podemos tener en esa recomendación. Los desacuerdos entre expertos a veces surgen debido por la complejidad de las cuestiones que abordan, las limitaciones de la investigación y los diferentes niveles de experiencia en el campo en cuestión. Pero incluso cuando pueda existir acuerdo entre los expertos, es necesario ser críticos y examinar la evidencia disponible antes de decidir si confiar o no en sus afirmaciones o recomendaciones.

No se trata de creer que un tratamiento es más eficaz que otro porque un experto lo diga, sino de entender las pruebas científicas que hay detrás de una afirmación y no de aceptarla sin más.

 


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Implicaciones

  • No juzgues un libro por su portada ni creas creas ciegamente una afirmación o recomendación sobre un tratamiento solo porque quien la sostiene es un “experto”
     
  • Infórmate todo lo que puedas sobre cómo se ha llegado a una conclusión sobre los efectos de un tratamiento o recomendación o por qué se hace una afirmación determinada. Cuanto mejor informado estés,  menos tendrás que confiar ciegamente en las afirmaciones de los “expertos”.
     
  • Ten presente que para confiar en las opiniones de expertos sobre los efectos de las intervenciones de salud es necesario que se basen en resultados de comparaciones imparciales y en revisiones sistemáticas de los estudios más relevantes

Para saber más

 

[+] Glosario

  • Revisión sistemática. Es un resumen de los estudios sobre una pregunta específica, realizado de forma sistemática y explícita para identificar, seleccionar y evaluar críticamente los estudios relevantes, así como para resumir y analizar sus resultados. Esta investigación de síntesis permite saber hasta qué punto se conoce la respuesta a una pregunta de salud.
  • Sesgo. Peso desproporcionado a favor o en contra de una idea, cosa, persona o grupo en comparación con otra, generalmente de una manera que no es imparcial. 
  • Ensayo clínico aleatorizado. Es un experimento controlado con seres humanos para evaluar la seguridad y eficacia de una intervención de salud, como puede ser la administración de un fármaco. Se realiza generalmente con dos grupos de voluntarios formados al azar, de los cuales solo uno recibe la intervención que se quiere evaluar. Se considera que es el tipo de estudio que ofrece resultados de mayor grado de certeza.